Una vez superados los meses veraniegos y con ellos los períodos vacacionales, nos disponemos a iniciar un nuevo “curso” productivo cargado de nuevos retos.
Durante las vacaciones no hemos podido desvincularnos del todo y hemos contemplado como la subida en el IPC -una vez más- se justifica en parte por la subida de los precios de la electricidad. Y es que la energía en su actual configuración, tiene pocos argumentos para abaratarse. Por ello, empresas y particulares debemos trabajar para reducir nuestros consumos.
La mejor apuesta para conseguir este reto es trabajar en el campo de la eficiencia energética, lo que nos permitirá:
- Conocer nuestros hábitos de consumo.
- Mejorar hábitos incorrectos.
- Evaluar y Optimizar los sistemas con mayor protagonismo en la factura (iluminación, maquinaria…).
- Adoptar medidas de eficiencia que nos permitan rebajar nuestros costes.
A continuación se resumen cinco puntos en los que anima colabora con empresas y particulares aportando su conocimiento y experiencia para mejorar en la gestión de los consumos energéticos.
- AUDITORIAS ENERGÉTICAS
Con la aprobación del RD 56/2016 de 13 de febrero de 2016, las grandes empresas están obligadas a someterse a una auditoría energética antes del 15 de noviembre de 2016.
Más información en: RD 56/2016 preguntas frecuentes.
Una vez más, el estado Español se retrasa en la transposición de una directiva europea (directiva 2012/27/UE) orientada a:
“Impulsar y promocionar un conjunto de actuaciones a realizar dentro de los procesos de consumo energético que contribuyan al ahorro y la eficiencia en el uso de la energía primaria consumida en España, así como a optimizar la demanda.”
Como ya es habitual en estos temas, España ha necesitado cuatro años para formalizar la transposición de esta normativa y ha recibido amonestaciones por parte de la UE antes de la publicación en el BOE del RD correspondiente.
Y como es habitual también, muchas empresas se han tomado esta nueva obligación como “un impuesto más” destinado a engrosar las arcas del estado.
Sin embargo, una auditoría energética correcta, representa la mejor oportunidad para iniciar un camino ligado a la eficiencia que a corto, medio y largo plazo nos permitirá mejorar nuestros costes energéticos y por tanto ser más competitivos en el mercado.
No hay que olvidar que no sólo se ha de computar la eficiencia como una forma de reducir el coste directo de nuestros consumos sino también en cuanto a los costes derivados de la emisión de gases a la atmósfera. La defensa del medio ambiente es algo que nos compete a todos, y la responsabilidad de conseguir un planeta más sano y sostenible obliga a todos los estratos de la sociedad a poner su grano de arena.
Con la información proporcionada por una auditoría energética dispondremos de un informe de situación de la instalación, en el que se determina su grado de eficiencia y se presentan las posibilidades de mejora mediante la propuesta de acciones concretas. Con la propuesta de actuación se acompañan estudios de viabilidad para la implantación de las medidas propuestas contrastando el coste de inversión y los períodos de amortización.
Las conclusiones del informe permitirán establecer un punto de partida que servirá como dato de referencia para el análisis de evolución una vez implantadas acciones correctoras.
Por tanto esta auditoría es el paso inicial fundamental en el proceso de mejora de los consumos de las empresas, y no sólo debería articularse su puesta en marcha en grandes empresas sino que – independientemente de que haya obligación legal o no – todas las empresas deberían acometer acciones en este campo si quieren mejorar su situación en relación a sus consumos.
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